por Daniel Keyes

5 de Junio

No debo dejar paso al sentimentalismo. Los hechos y los resultados de mis experimentos son claros, y los aspectos más sensacionales de mi propia rápida ascensión no pueden oscurecer el hecho de que la triplicación de la inteligencia por medio de la técnica quirúrgica desarrollada por los doctores Strauss y Nemur deben ser considerados como de muy escasa o de ninguna aplicabilidad (en los momentos actuales) para el aumento de la inteligencia humana.
Al revisar los informes y los datos sobre Algernon, veo que, aunque se encuentra aún en su infancia física, ha retrocedido mentalmente. La actividad motriz ha empeorado; existe una acelerada pérdida de coordinación.
Existen también claros síntomas de una progresiva amnesia.
Tal como podrá apreciarse en mi informe, éstos y otros síndromes de deterioración física y mental pueden ser predichos con resultados estadísticamente significativos mediante la aplicación de mi fórmula.
Los estímulos quirúrgicos a los cuales hemos sido sometidos Algernon y yo han provocado una intensificación y aceleración de todos los procesos mentales. El imprevisto desarrollo, al cual me he tomado la libertad de llamar el Efecto Algernon-Gordon, es la extensión lógica del proceso de aceleración de la inteligencia. La hipótesis aquí demostrada puede ser descrita sencillamente en los siguientes términos: la inteligencia aumentada artificialmente se deteriora en un espacio de tiempo directamente proporcional a la cantidad de aumento.
Creo que esto, en si mismo, es un importante descubrimiento.
Mientras sea capaz de escribir, seguiré anotando mis ideas en estos informes de progresos. Es uno de mis pocos placeres. Sin embargo, según todos los indicios, mi propia deterioración mental será muy rápida.
He empezado ya a notar síntomas de inestabilidad emotiva y de lagunas nemotécnicas, los primeros en anunciar la proximidad de la deterioración.

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